miércoles, 4 de junio de 2008

"La Tragica vida de Inocencia Cadalso"(Una mujer con olor a bencina)

La abuela Ñata había quedado con la cabeza partída en cuatro. Un ríacho de sangre le bajaba de la coronilla, como una cascadita cordobesa de un viejo cerro, amontonandose, lentamente, en una de las esquinas del mosaico helado del piso...
las moscas dejaron de volar, el relog bostezó una última campanada en el instante preciso en que la abuela, de manera epileptoide, sacudio´la cabeza, de izquierda a derecha, y de abajo hacia arriba, el gesto de los ojos espantados, y la boca contraída como una babosa rociada por una cucharada de sal, me guio´, sin temor a equívocos, a enfrentarme,una vez mas, con la muerte que habia posado su gordo y yerto culo entre nosotros, con la misma delicadeza de un dinosaurio en un bazar...
Miré desesperada a la Tia piruca, que, desencajada, balbuceaba por lo bajo, un sin fin de preguntas sin respuestas como un rosario descompuesto.Porota, erguida como un granadero, evaluaba la situación,con la eficacia de un sicario, y el profesionalismo que le habian dejado sus años de respetable practica médica.
El cuadro era deprimente, sobre todo, porque la sangre,(que ya había dejado de salir,descansaba, ahora, arremolinada y negra, a lo largo de todo el cuerpo
de la pobre abuela, como una culebra. La escena no podia ser mas féa, una suerte de panqueque amarillento , manchado por una salsa de frutillas aguachentas,ácidas...
un postre vencido y letal.
Mientras el panorama iba cambiando como las luces de la tarde ,la prima Porota, arrodillada al lado de la (ahora) difunta abuela, intentaba juntarle, sin éxito, los cuatro pedazos del cráneo, que habian quedado tan separados como los hermanos despues de una pelea familiar...pero no había manera de juntarlos...no se porqué lo hacía,ni porque insistía en ese gesto inútil, que, más allá

de que no servía para nada, era incompatible con el accionar de una médico...en eso estábamos, cuando el grito de la tia Piruca, reacomodó la situación, y todo volvió a la "normalidad"... Porota, avergonzada ,dejó de acomodarle el balero a la vieja, la mirada quieta de la abuela, pareció agra decerle la vuelta a esa realidad, que, aunque final, merecía entrar,con pitos y cornetines, por la puerta grande del Mas Allá, sin humillaciones,ni manoseos inútiles....
despues de todo, era su cabeza, y la llevaría al otro lado, con la elegancia y distinción de quien se prueba un sombrero de copa.

La esperaba... LA ETERNIDAD...
¡Pavada de barrio!



CONTINUARÄ!

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