jueves, 12 de agosto de 2010

"La trágica vida de Inocencia cadalso"(una mujer con olor a bencina)

Pasalaccua la miró horrorizado. Parecía una araña a la que hubiéran descubierto detrás del lavatorio y que, desesperada ,trataba de huír del zapatillazo inminente.
-Hagamos una cosa-dijo en voz baja, y de manera enredada . Suplicando, parecía un borracho tratando de convencer al cantinero por una copa mas...
-Si nos pregunta algo, yo le digo que vos pasabas por acá, justo cuando yo salía a comprar el diario y que ahí entonces, te paraste a saludarme...¿Si?

¿Sí, Martita...?

Ella lo miró con asco, y con una mezcla de extrañeza. No sabía si seguírle el juego o sepultarle el matrimonio ahí mísmo, en la tierra de ese camposanto helado y sin sentido. Como poniéndole un punto final a esa suerte de conjuro donde la traición había prevalecido sobre el amor

De un amor más estúpido que un pasaje al fondo del riachuelo.

Pero no lo hizo. Al contrario, mientras veía cómo se acercaba Porota hacia ellos, más convencida estaba del poder que todavía ejercía en su corazón, esa marioneta ridícula y maliciosa que había demostrado ser Pasalaccua.

El doctor despedía un olor fétido e insoportable.

Es la adrenalina...(pensó ). El cagón se estába muriendo de espanto .

Cobarde, cobarde, cobarde. Y mientras la repetición del insulto se extendía como un hematoma en su cerebro, una valentía de género, comenzo´a desplegarse dentro de su pecho, como quién acomoda un mantel de hule en una mesa demasiado grande.

Entonces, sonrió.

Y siguió sonriendo cuando Porota, frente a ella, la saludó con el mismo desprecio de aquel que escupe por la ventanilla de un micro en movimiento. Y sin importarle demasiado dónde caería ese saludo y a quién, masculló unos-" Bbbbuenosdias"- y se metió en el edificio que la tragó con la misma rapidez de un sapo, al tragar una mosca.

Pasalaccua quedó inmovil, estaba tenso como la cuerda de un violín, y exudaba ,ahora, un olor profundo y nauséoso.
La sonrisa de Martita,(congelada y oscura) había tomado la forma alargada de un insécto.

La escena no podía ser más patética, ni más horrible.

Cuándo ,desde la oscuridad del paliere, vieron con horror, cómo Porota girando sobre si misma, desandaba el camino que la llevaba nuevamente hacia ellos ,con el crimen pegado en sus pupilas como una lentilla de contacto color sangre...