viernes, 7 de marzo de 2008

"La Tragica vida de Inocencia Cadalso"(Una mujer con olor a bencina

Ya habia pasado una semana del suicidio de Teresita, y en la casa de la Tia piruca, el silencio pesaba como una tonelada de arena...el hecho de emitir cualquier sonido, lo viviamos como un sacrilegio a la memoria de la pobra difunta... tanto,que hasta la parejita de canarios naranja dejo de cantar,en la jaulita azul petroleo donde estaban, parecian estar mas presos que nunca...les habian prohibido el canto, la unica manifestacion de libertad que todavia tenian...
Los dias pasaban con la lentitud de una babosa, y todos, auque no lo deciamos, nos preguntabamos en silencio, que habria sido de Roque... todavia no era el momento de tomar cartas en el asunto y denunciar la desaparicion del pobre primo...y ademas, secretamente, teniamos la esperanza de escuchar el timbre de la puerta,que nos trajera la ilusion de una carta de Roque o a Roque en cuerpo presente.
Para esto, Don Ernesto, despues del furioso ataque de preguntas sin respuestas dirigidas a Dios la noche del tragico final de Teresita,habia terminado en la guardia del Hospital de agudos donde, la prima Porota habia recomendado energicamente, que lo internaran, ya que Conocia muy bien a un cardiologo que lo podria sacar de ese infarto agudo de miocardio que le sobrevino despues de vomitar como un caballo ,la puerta del baño del lavaderito donde se habia atrincherado...
El Dr Pasalaccua, que asi se llamaba el cardiologo amigo de Porota, y ahora, medico personal de Don Ernesto, era un hombre bajo, flaco como un junco, y casi transparente, daba impresion verlo, parecia no tener sangre, y no porque tuviera un comportamiento frio o distante ,tan comun en algunos profesionales acostumbrados a tomar distancia ante el sufrimiento ajeno, NO.El Dr. Pasalaccua no tenia nada que le circulara por las venas, de ahi,( nos preguntabamos) el color mortecino que le cubria el cuerpo como el empapelado de una Casa velatoria...un color macilento,uniforme, sin vida... ideal para un funebrero, pero poco feliz para un medico de Urgencias,
De mas esta decir que jamas se nos escapo, delante de Don Ernesto, ningun comentario sobre el seco y timido sistema circulatorio de su medico de cabecera, y aunque lo hubieramos hecho, Don Ernesto no lo hubiera escuchado, tanta era la maraña de cables, tubos de oxigeno y mascarillas, que el tambien, sin saberlo ,se habia plegado con su silencio, al nuestro,
como un activista mas....

Continuara´!

2 comentarios:

  1. Los derechos reservados me encantan. En juventud le dí duro a ellos. Me encantaba el exceso. Ahora el médico que la casualidad puso en la cabecera de mi cama, me aconsejó que los maneje con calma. No me los prohibió, pero me aconsejó que no abuse de ellos.
    Los mayores que van a morir dicen que los médicos no saben nada.
    De todas formas pienso que sí hay escenografías para languidecer,
    piel con alcohol puro, bencina, etc.

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  2. Asi es Don Yoel,la juventud, junto con los derechos reservados, esta para eso,para coronar con los excesos, las ganas, una manera de corrobar la furia de la vida...
    para viejos, estan los trapos, y los medicos de cabecera, que los antiguos cuelgan arriba de los respaldos de las camas, como viejos sombreros o espejos rotos...

    Atte,
    Benedictta

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